A modo de conclusión, quisiéramos añadir, que desde el punto de vista docente es interesante y conveniente conocer todas y cada una de las teorías del aprendizaje, adoptando una postura ecléctica, que nos permita utilizar una u otra en función de las necesidades y del contexto educativo, sin limitarse a utilizar siempre la misma teoría, por muy buena que sea.
Por un lado, el modo de aprendizaje basado en la repetición y en el estímulo-respuesta (teoría conductista) puede ser efectivo en enseñanzas de tipo mecánico o que requieran el perfeccionamiento y la velocidad de algunas habilidades del alumno, como es el caso de la mecanografía, de ciertas destrezas requeridas para ser un buen músico músico instrumentalista, o incluso, para la danza o el baile.
Por otro lado, las investigaciones de la teoría cognitiva nos han aportado mucho acerca de lo que ocurre en la mente del niño y del adulto, de las etapas evolutivas por las que este pasa y de la importancia del contexto educativo para el aprendizaje, entre otros aspectos.
Igualmente, la teoría construccionista se basa en la necesidad de la manipulación, la interacción y la experimentación como base de un aprendizaje significativo, basado en la construcción de nuevos conocimientos, en base a los conocimientos previos. En esta teoría el alumno pasa a ser el centro del aprendizaje, en contra de las anteriores teorías en que era el docente quien realizaba todo el trabajo de instrucción y transmisión de conocimientos. Ahora el docente se convierte en un mero facilitador del aprendizaje y en un constructor de contextos educativos estimulantes y favorecedores del aprendizaje.
Sin embargo, la teoría constructivista desprecia el poder de la observación y la contemplación para el aprendizaje, lo cual es defendido por su teoría opuesta, denominada empírica. Y es evidente que ambas tienen razón, ya que todos sabemos que hemos aprendido mucho gracias a la observación y la contemplación, siendo lo ideal, combinar la observación del ejemplo del maestro, con la propia manipulación y experimentación, para un aprendizaje más completo y efectivo.
Pero no deseamos quedarnos con ninguna teoría, sino con todas ellas, para poder adaptarnos a una educación personalizada en función del tipo de aprendizaje de cada alumno y de sus circunstancias personales, y además, deseamos ir un poco más allá, puesto que el futuro de la educación y del aprendizaje se basa en potenciar la autonomía y la creatividad del estudiante. En el mundo actual en el que vivimos, es fundamental potenciar las habilidades de cada uno y sobre todo la creatividad, desde la más tierna infancia, con el fin de potenciar ese genio creador que todos llevamos dentro y que se pierde si no deja de cultivarse desde la educación. Y si esto lo unimos a la importancia de los valores humanos en la educación, lograremos que los alumnos sean mejores personas, respetuosas y comprensivas con sus semejantes, quienes además, luchen de forma creativa por solucionar los problemas que existen en el mundo y que todavía no han tenido solución, como la convivencia, la paz en el mundo, la contaminación, etc. Sin olvidarnos, que de este modo, estaremos proporcionando las herramientas necesarias a nuestros alumnos para que puedan llevar a cabo su propio proyecto de vida personal y a que se acerquen un poco más a la meta de la felicidad de sentirse realizados, que todo ser humano anhela, y que solo se puede conseguir a través de pequeñas dosis de alegría diaria.
gracias
ResponderEliminar